El perfil del docente de Formación Cívica y Ética: la
formulación de estándares para la formación y evaluación de sus competencias.
Los docentes son los actores principales de la aplicación de
las reformas curriculares, las cuales, como señala Perrenoud (2001), fracasan
cuando sólo se exponen bellas ideas pero no se establecen los medios
pertinentes para aplicarlas, cuando no se construyen las condiciones necesarias
para aplicar el currículo prescrito. La formación y actualización de docentes,
junto con la elaboración de materiales didácticos y de divulgación, son
recursos fundamentales para que el profesorado y personal directivo comprendan
el contenido de la reforma y desarrollen las competencias profesionales
necesarias para aplicarla.
Los perfiles docentes y los estándares para la formación
docente
La naturaleza de la FCyE precisa que los docentes sean
sujetos autónomos, con capacidad crítica y con competencias para desarrollar en
el alumnado el juicio moral y el pensamiento crítico; para fortalecer en ellos
los factores de protección de riegos, la identidad, la autoestima y la
asertividad; para formar ciudadanos conscientes de sus derechos, participativos
respetuosos de la ley, de la diversidad y de la dignidad humana.
Algunos criterios según Colombia establece un perfil y estándares para la
formación y el desempeño docente que
son:
Sobre los derechos fundamentales
Sobre los mecanismos de participación en un sistema
democrático
Sobre el uso de los mecanismos de participación democrática
Toma de perspectiva
Interpretación de intenciones
Generación de opciones
Consideración de consecuencias
Metacognición
Pensamiento crítico
Identificación y manejo de las propias emociones
Empatía
Identificación de las emociones de los demás
Escucha activa
Asertividad
En México, en la educación media superior se ha definido un
perfil para el docente a partir del perfil del egresado de bachillerato, pues
se plantea la necesidad de congruencia aunque se reconoce que los perfiles de
unos y de otros no deben ser simétricos
El Examen Nacional de Conocimientos y Habilidades Docentes
para Formación
Cívica y Ética destaca ciertos rasgos del perfil del docente
de esta asignatura, principalmente el referido al conocimiento del programa, de
su enfoque y de los ejes temáticos:
Dominio de contenidos curriculares: Se refiere a los
principios y orientaciones que promueven en el adolescente el desarrollo
personal y social para que se reconozca como persona libre y responsable de sus
acciones, y a su vez, participe en el mejoramiento de la sociedad de la que
forma parte.
Competencias didácticas: Se refiere a las competencias para
generar y poner en práctica formas de enseñanza que estimulen el desarrollo de
habilidades y actitudes que permitan a los adolescentes construir aprendizajes
superiores.
Habilidades intelectuales específicas: Se refiere al
desarrollo de procedimientos formativos como el diálogo, la toma de decisiones
y la solución de problemas mediante experiencias de aprendizaje que permitan al
alumno asumir una postura ética en torno a situaciones personales y sociales.
Normatividad, gestión y ética docente: Se refiere a los
principios éticos que el docente incorpora en función de las bases filosóficas,
legales y organizativas del sistema educativo mexicano para ofrecer una educación
de calidad.
Capacidad de organizar una experiencia educativa
problematizadora y crítica
La FCyE implica educar en un contexto de contradicciones:
educar para la democracia en un contexto autoritario, formar en valores en
situaciones de crisis, educar para la paz en medio de la cultura de la
violencia. Esto implica vincular la experiencia educativa con el contexto y con
situaciones socialmente relevantes, así como promover un saber hacer sustentado
en sólidos conocimientos teóricos y orientado por normas, valores y actitudes
definidas autónomamente y traducidas en acciones y aplicar las estrategias
didácticas ticas que favorezcan la construcción de conocimientos, el
aprendizaje situado, así como el desarrollo de habilidades para la resolución
de problemas.
Aplicar una pedagogía de la ternura y crear un clima
socioafectivo
Se espera que el docente de FCyE establezca una relación
pedagógica socioafectiva, dialógica, de confianza y de respeto, lo que implica
un profesor que: propicie la construcción de identidades sólidas, individuales
y colectivas, basadas en la conciencia de la dignidad; construya un clima
emocional en el aula mediante la comunicación, la confianza, la cooperación y
el respeto; busque la congruencia y la consistencia emocional, moral y
formativa, lo que implica mantener una postura de neutralidad activa y el
autocontrol de las emociones; promueva relaciones interpersonales cálidas,
responsables y comprometidas, para convertir el salón de clase en un lugar
agradable, de respeto y sinceridad.
Promover el desarrollo moral autónomo del alumnado
Pretende “Brindar al alumnado una sólida formación ética que
favorezca su capacidad de juicio y de acción moral, mediante la reflexión y
análisis críticos de su persona y del mundo en que viven, con apego a los
principios fundamentales de los derechos humanos, los valores de la democracia
y las leyes”. Para el cumplimiento de este propósito, en el libro del maestro
se señala que su trabajo “consiste en proporcionar a sus alumnas y alumnos
experiencias de aprendizaje que posibiliten el desarrollo de su razonamiento
moral en la medida en que se los permita su desarrollo cognitivo”.
Fomentar la responsabilidad y la autonomía en el alumnado
La responsabilidad individual y social del alumnado supone
que éste responda por sus actos y decisiones, que se comprometa a hacer lo que
le corresponde, por convicción y compromiso consigo mismo. Para el docente,
esto implica: reconocer que el estudiante es capaz de interesarse genuinamente
en su proceso de aprendizaje, organizarlo y asumir de manera responsable las
tareas que éste le exige; favorecer la cooperación y apoyo mutuo entre los
escolares mediante actividades como redes de aprendizaje, tutorías o programas
de monitores; orientar al alumnado en la toma de decisiones responsables y en
el establecimiento de límites de manera autónoma; y plantear al alumno
situaciones que impliquen la resolución de problemas por cuenta propia.
Respetar la diversidad
El respeto a la diversidad implica valorar las diferencias humanas,
tomar conciencia de las semejanzas y de la interdependencia entre las personas,
reconocer al otro y desmontar sus propios prejuicios. El profesorado tendría
que favorecer el descubrimiento del otro por medio del conocimiento de sí
mismo, con el fin de que comprenda a quienes son diferentes a sí, valore la
pluralidad y cuestione la diferenciación y la exclusión.
Propiciar las prácticas democráticas y el compromiso con la
transformación del entorno
En la FCyE se pretende “Fortalecer en la niñez una cultura
política democrática, entendida como la participación activa en asuntos de
interés colectivo para la construcción de formas de vida incluyentes,
equitativas, interculturales y solidarias, que enriquezcan su sentido de
pertenencia a su comunidad, su país y la humanidad”. El logro de este propósito
exige al docente: un alto nivel de información y conocimientos sobre el país en
general y el sistema político en particular, así como la conciencia de sus
propios derechos; que posea las competencias necesarias para participar en
asuntos públicos, para dialogar y deliberar, tomar decisiones, organizarse y
resolver de manera no violenta los conflictos.
La formación inicial y en servicio de los profesionales
educativo
En México, el proceso de reforma de las escuelas normales se
ubica en señalar que “si uno de los aportes estratégicos de los sistemas
educativos es desarrollar competencias y capacidades en los niños y jóvenes
para toda la vida, esto implica para países como México llevar a cabo profundos
cambios en las estructuras de enseñanza y los estilos de aprendizajes.
Asimismo, adquiere una renovada relevancia la formación profesional de los
docentes formados y entrenados con las nuevas visiones del aprendizaje”
La formación inicial
La evaluación de los procesos vigentes de formación inicial
y de actualización, así como la detección de necesidades formativas son
elementos básicos para la elaboración de programas que formen o actualicen a
los docentes en el desarrollo de las competencias profesionales requeridas en
el marco de los nuevos programas de educación básica y, específicamente, en el
campo de la Formación Cívica y Ética.
Las escuelas formadoras de docentes reconocen la importancia
de contar con profesionales que estén altamente preparados en el enfoque de
competencias que prevalece en los nuevos programas, lo que implica adecuar los
procesos de formación docente para que sus conocimientos y habilidades tengan
un vínculo con el perfil deseado para el egresado de la educación básica.
La formación continúa
En el contexto de una reforma curricular es indispensable la
actualización pedagógica y de contenidos de los docentes, pues las actitudes, creencias
y percepciones, necesidades y expectativas que éstos tienen ante la misma, así
como las competencias que reconocen tener pueden influir en el destino de la
reforma.
Esta situación le corresponde a la Dirección General de
Formación Continua de Maestros en Servicio (DGFCMS) desplegar procesos
formativos, en coordinación con el Sistema Estatal de Formación Continua y
Superación Profesional de Maestros en Servicio, con las instituciones de
educación superior y con los centros de investigación educativa. En este
proceso, se identifican tres ámbitos: la comunicación de los contenidos y
materiales de la reforma, desplegada mediante
pláticas, conferencias, talleres breves y distribución de
materiales; la actualización, realizada mediante cursos, talleres, seminarios,
asesorías y conferencias; así como la superación profesional, en la que se
ofrecen diplomados, especialización, maestrías y doctorados.
La didáctica en la Formación Cívica y Ética: estilos,
prácticas docentes, uso de recursos educativos Preámbulo: una didáctica para la vida
La didáctica en la FCyE debe estar caracterizada por una
orientación esencial, la de ser para la vida, con un sentido doble: para
atender la vida actual de los estudiantes con sus necesidades de aprendizaje y
de socialización, así como sus anhelos de bienestar, por una parte, y por otra,
ser para la vida que se proyecta como manifestación de la eficacia de la
formación escolar.
En el siglo XXI se ha ampliado las necesidades sociales y
los desafíos para la educación y que ha hecho urgente la construcción de cuatro
pilares: aprender a conocer como vía para comprender el mundo y para lograr una
vida digna con el desarrollo de capacidades profesionales y la comunicación con
los demás; aprender a hacer, es decir, adaptar la enseñanza a un mercado de
trabajo que no es totalmente previsible; aprender a vivir juntos, pues la violencia amenaza la esperanza de
progreso de la humanidad, y, finalmente, aprender a ser, ante la amenaza de un
mundo deshumanizado, con una educación que forme el pensamiento crítico y la
competencia para tomar decisiones autónomas.
Los estilos
La didáctica nos coloca en el plano de la práctica, el de la
realización de un ideal teórico de formación mediante la integración de
procedimientos y medios; ello da lugar a los estilos de la educación. Los
siguientes son algunos estilos didácticos para la FCyE:
Estilo abierto a la historia de la pedagogía, es una manera, entre otras, de reconocer e
incorporar la multiculturalidad en la vida de la escuela y del aula, y se
sostiene en el trabajo transversal con la Historia y, al interior de la FCyE,
en el hilo conductor de los derechos humanos.
Estilo inteligente capacidad para resolver problemas, o para
elaborar productos que son de gran valor para un determinado contexto
comunitario o cultural Y su propósito es
nada menos que formar ciudadanos con personalidad democrática, según el
conjunto de competencias que los planes y programas de educación básica
establecen.
acción dialoganteque se expresa en la convivencia incluyente
que tiene su punto de partida en el reconocimiento de la igualdad de cada actor
en el aula y la escuela.
Oposición que puede comprenderse como una dimensión del
pensamiento crítico, pues significa aprender a leer el mundo, a conocerlo e
interpretarlo para hacer posible el proceso educativo por medio de la
comunicación humana.
Sentido de formación integral este estilo hace referencia a
una forma de trabajar que está abierta y atenta al proceso interno de la
significatividad del aprendizaje intelectual y valoral, y al ascenso en los
niveles de la conciencia humana y sus procesos de integración.
Decisional. El individuo, el grupo y la comunidad se
desarrollan y crecen, se hacen competentes, en tanto toman decisiones sobre los
asuntos que les conciernen, tanto los previstos en el currículo formal como los
de la vida cotidiana.
Transformacional, que está en la base curricular de la FCyE
y que, a la vez, se desprende de sus propósitos: la vida social debe recibir de
la escuela un claro impulso para el cambio, de acuerdo con los diversos valores
políticos, económicos, cognitivos y éticos.
Las prácticas
La didáctica para la FCyE puede apoyarse en varios enfoques
teóricos y pedagógicos y ejercerse con una variedad de prácticas. Flavell
afirma que el proceso del conocimiento social:
1) saber de la
existencia de un objeto del mundo social
2) la disposición
para pensar en determinado aspecto del conocimiento social en una situación
propicia,
3) “tener la
habilidad para representarse con éxito ese determinado aspecto del conocimiento
social”
4) aplicar en la
conducta el resultado de la representación o inferencia hecha en el proceso
anterior.
Turiel describe “tres ámbitos que surgen como resultado de
distintas formas de interacción social”
1) El ámbito
psicológico del “conocimiento de las personas y sus relaciones”, las causas de
su conducta o el efecto de la conducta de una persona sobre otra.
2) El ámbito
societal o “conocimiento de los sistemas de relaciones sociales”, como las
normas, roles, formas de organización.
3) El ámbito
moral, el “conocimiento sobre cómo deben ser las relaciones sociales (concepto
de justicia)”
Las prácticas son:
Primera. En el enfoque cognitivo-evolutivo de la educación
moral se encuentran las prácticas derivadas del trabajo de L. Kohlberg y de J.
Rest, y pueden tenerse en cuenta los procedimientos de análisis y de resolución
de dilemas morales reales vividos en la escuela y fuera de ella, así como el
trabajo para hacer de la escuela una comunidad justa, en la medida que se
aprende a dialogar y a decidir sobre asuntos de interés común.
Segunda. Un conjunto valioso de prácticas es propuesto por
Puig en su enfoque de la construcción de la personalidad moral. La moral,
afirma, “es una construcción o reconstrucción personal y colectiva de formas
morales valiosas”.
Tercera. Otra fuente importante de prácticas es el enfoque
de la formación del carácter de Lickona (1992), para quien los valores
centrales son el respeto y la responsabilidad; propone estrategias para la
educación en valores en el aula y la escuela.
Cuarta. Los derechos humanos se han ido constituyendo, a lo
largo de los años, como el motivo y contenido central de una educación en
valores o, bien, de la educación para la ciudadanía y la democracia.
Quinta. Un enfoque relevante para el fomento de las
competencias de la FCyE lo constituye la filosofía para niños, sobre todo por
el énfasis que ha puesto en la necesidad de apoyar la transformación educativa,
volviendo a poner al alumno y su desarrollo cognitivo y cívico como centro del
proceso educacional
Los recursos educativos
El recurso educativo básico en la FCyE, como en toda la
escuela, son las personas; no quiere decirse con esto que se les
instrumentalice, sino que, por su dignidad y derechos, ellas son prioritarias y
a partir de ellas todo otro tipo de recurso o medio educativo debe ser juzgado
en su idoneidad. Como se trata de la formación ética, todo recurso debe ser
identificado, examinado, seleccionado y acondicionado al trabajo escolar en
tanto que le sea atribuible una categoría o rasgo ético.
Finalmente se trata de orientar el desarrollo profesional
del docente hacia la adquisición de un pensamiento educativo personal, en el
que se asiente la identidad profesional y de donde surja la reflexión acerca de
la propia práctica magisterial.
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